Mi corazón te busca

May 7, 2023

“¡Vuélvanse a mí, apóstatas —afirma el Señor—, porque yo soy su esposo! De ustedes tomaré uno de cada ciudad y dos de cada familia, y los traeré a Sión”.

 (Jeremías 3:14). 

Estamos en un momento de la historia como el de Jeremías de la antigüedad, “el profeta llorón”, que llamaba a la nación de Israel a regresar a Dios, porque lo habían olvidado. De forma muy similar a Israel, nosotros nos hemos convertido en la esposa infiel de Jehová. Una y otra vez, en todo el Antiguo Testamento, escuchamos a los profetas clamando en nombre de Dios al pueblo: “Tú me has olvidado y has seguido a otros amantes; has actuado como una ramera; pero regresa a mí, regresa a mí, porque yo soy tu Esposo”. 

La esencia misma del matrimonio es entregarnos completamente a una persona y guardarnos de todas las demás. Cuando vemos la palabra “amantes”, esta se refiere a una persona que tiene afecto –sexual o de otra naturaleza– por otra. Nuestros afectos son aquello hacia lo cual inclinamos nuestra mente, aquello que posee nuestros pensamientos y atrae nuestra atención, lo que apasiona nuestro corazón, lo que busca desesperadamente nuestro corazón, aquello a lo que entregamos nuestros sentimientos, nuestra naturaleza sensible. Es ese cálido sentimiento en el interior de nuestro cuerpo. Esto es lo que cela el Señor: que nuestros afectos estén dedicados solamente a Él. 

La palabra “ramera” hace referencia a la idolatría. Dado que Israel era considerado la esposa de Jehová, cometer idolatría era cometer adulterio espiritual. Es el celo de Dios el que arde por una esposa fiel que no lo sirva por obligación ni deber religioso; una esposa que no solo esté legalmente casada, sino verdaderamente unida a Él; una esposa que haya olvidado todos los demás amores y haya consagrado su corazón solo a Él. 

Oración intercesora 

“Señor, consagro todos mis afectos a ti, para no arder con la lujuria de la carne, sino con el fuego de tu celo. Posee mi corazón y hazlo tú- yo. Te coloco como un sello sobre mi corazón, para que tú me embeleses. Que todos mis afectos ardan por ti.”

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *